El escritor Esat Dedezade del sitio wired.co.uk, nos cuenta su experiencia con la realidad virtual, tanto los beneficios como los riesgos. Previo al uso de la tecnología y la realidad virtual fue consecuencia de lo que muchos podemos estar viviendo, el trabajar desde casa, el confinamiento. La necesidad de trabajar en donde uno vive y rodeado de sus familiares que cuentan con sus propias actividades, ha sido un reto para el escritor, como para todo el mundo en general.
Al paso de los días y meses el escritor en su caso particular comenzó por perder la concentración y el interés en realizar las tareas, ya que su creatividad se bloqueó, por lo que fue cuestionando sus capacidades, ya que las interrupciones y los fallos no están en sus manos o bajo su control.
Esat, como la gran mayoría del mundo en estas instancias no ha podido mantener el ritmo y el nivel de productividad que se tenía antes de la pandemia, todos nos hemos sentido en un barco que navega sin rumbo, el capitán no responde por alguna situación, al igual que Esat, todos intentan con varias maneras para tratar de dar orden a los días, buscar espacios que fueran propios para las diferentes actividades que desarrollaron antes de la pandemia, algunos han tratado de medicarse o dar un impulso con vitaminas para poder sobrellevar los exhaustos días de confinamiento.
Esat, optó por crear una fortaleza arriba de su PC para tener un espacio propio, fue dándose cuenta que había herramientas que lo podrían ayudar a crear dicho espacio sin inventar nada fuera de este mundo o arriesgar su integridad y la de su casa, pero sí podría estar en cualquier parte de este o incluso en otros mundos, la herramienta la conocemos todos “la realidad virtual”, a lo que él procedió a hacer la compra de unos auriculares HTC Vive Pro Eye y lo ingresó en una MSI Aegis Ti5.
El esperaba que con la compra de estos productos podría adaptar su espacio/tiempo para poder desarrollar sus actividades de mejor manera, ya que de alguna forma se estaría aislando. Lo que por algún momento le emocionaba y le funcionaba, pero su cuerpo y mente le empezaron a cobrar factura desde muy temprano.
Además, las horas perdidas por configurar las aplicaciones virtuales que iba a estar utilizando para trabajar en vez de realizar sus proyectos o pendientes, todas las veces que una aplicación no le funcionaba, el borrar esa aplicación, el descargar otra y probarla, configurarla, continuando con ese proceso durante varios días.
Por un corto tiempo pudo soportar un ritmo prolongado haciendo uso de los auriculares, ya que realizaba todas sus actividades ahí desde reuniones, lluvias de ideas, escribir, responder correos, además de lo que hacía fuera de las horas de trabajo, como jugar, ver series, reuniones con sus amigos, pero después le resultó una tarea pesada para su cuerpo, ya que algunas veces no lograba conciliar el sueño, sentía pánico al tener la sensación de no poder mover sus brazos a la misma velocidad en la realidad virtual como en la vida real y viceversa que en algún punto perdió el sentido de que era real y que no.
Decidió dejar los auriculares sólo para entretenimiento y una que otra actividad que si requiriera concentración total, a lo largo de este proceso fue dándose descansos para estar con su hijo recién nacido, con su esposa y entender más la situación en la que nos encontramos.
Haciendo análisis de lo que vivió el escritor, quien no ha buscado una manera de hacer algo diferente, quién no ha perdido la cabeza durante un momento, quien no se ha cansado de la rutina, al sentir un poco la libertad en la realidad virtual, los videojuegos, la realidad aumentada, cualquier forma de no sentirse encerrado, pero al ver el ejemplo de Esat debe hacerse con cuidado y con los pies bien puestos en la Tierra, porque te puede consumir al grado que llegó nuestro colega, entonces en ese caso estás saliendo de una prisión para entrar en otra.
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